miércoles, 10 de mayo de 2017

SOMOS TRABAJADORAS, NO SOMOS SUS SERVIDORAS

 Karla Lara y Rita Trautmann, publicado en la revista alemana ILA, febrero 2017,Ed.402
Karla Lara - cantautora y periodista radial
La banda „Puras Mujeres“ hace su debut en el segundo encuentro de trabajadoras domésticas, han pasado 20 años desde que la cantautora hondureña Karla Lara se presenta por primera vez públicamente. Son 20 años, en los cuales ella ha logrado  realizarse en un mundo de la música dominado por hombres artistas, tratando temas políticos y feministas en sus canciones. Y ahora ella trae con la banda “Puras Mujeres” artistas jóvenes a la tarima. „Somos trabajadoras“ es una campaña de la Red Nacional de Trabajadoras Domésticas de Honduras para llamar la atención sobre la situación precaria de las trabajadoras domésticas. La banda “Puras Mujeres” apoya a la campaña con una canción del mismo título.
 
SOMOS TRABAJADORAS
Letra y música: Melissa Cardoza y Karla Lara
Me miro en el espejo veo los cerros de mi pueblo en mis recuerdos
las piedras del camino que me trajo acá
vine a buscar lo que todas queremos
trabajo digno, sonrisas y respeto
No tengo espacio para tus maltratos
estoy harta de recoger hasta el último trapo
yo se lo que es bueno, yo lo que sobra
cuidarme, quererme, luchar con mis compas
tengo ganas de volar en mis propios brazos
Quiero dormir donde el aire me pegue
donde el sol sea suave
donde no hayan quehaceres
quiero sentir que trabajo y sostengo
a mis hijas creciendo
a mis propios intentos
Todo el mundo quiere comer
todo el mundo quiere beber
todo el mundo quiere placer
Nosotras también, nosotras también

Somos trabajadoras, no somos sus servidoras
ni gata, ni nacha, ni tu muchacha
somos trabajadoras, somos trabajadoras
ni gata, ni nacha, ni tu muchacha.
 
Desde la experiencia de su vida Karla Lara sabe muy bien qué significa oponerse al machismo y a estructuras patriarcales. Ella es defensora de derechos humanos y periodista de radio. Mediante su trabajo periodístico acompaña a trabajadoras domésticas en su lucha por condiciones laborales decentes. Karla cuenta: “Reportar sobre mujeres en sí es algo político; pero contar la historia de trabajadoras domésticas, significa mucho más.”
 
Trabajadoras domésticas educan niñxs, cocinan, limpian y les facilitan a mujeres y hombres de la clase media y alta, ejercer sus profesiones, desempeñarse en cargos públicos y participar en la vida social. Pero las trabajadoras domésticas mismas son invisibles en la sociedad. Desde que las trabajadoras domésticas comenzaron a organizarse y luchar por sus derechos,han hecho pública la precaria situación laboral en la que viven.
 
Gabriela Pineda Bustillo, miembra de la Red Nacional de Trabajadoras Domésticas de Honduras, empezó a trabajar en este sector cuando tenía 12 años. “En mi primer empleo ganaba 40 lempiras diarios (menos de dos dólares) y me contrataron para leerle a una señora muy mayor revistas, horóscopos y la parte de sociales del periódico”, cuenta Gabriela. Un año después falleció la señora y entonces por el mismo pago le dijeron que aprovechara para “aprender a hacer cosas que deben saber las mujeres”, así que barrió grandes patios, cuidó niños, trapeó, lavó platos, todo por el mismo salario por el que antes solo se enteró de lo deleita y decorosa que era la vida pública de la alcurnia tegucigalpeña y sus alrededores.
 
Gabriela es una entre muchas. En Honduras se estima que aproximadamente 100.000 mujeres trabajan en este sector. En su mayoría son mujeres jóvenes, a veces menores de edad. Las jóvenes provienen de familias social- y económicamente desfavorecidas y por lo tanto tienen que empezar a buscarse la vida a muy temprana edad. La mayoría de las mujeres viene de áreas rurales a las ciudades para tener acceso a una educación superior y en búsqueda de mejores oportunidades. El empleo doméstico es para muchas de ellas el único chance. En el sector del trabajo doméstico juegan las siguientes factores un rol importante: la proveniencia social y étnica, la religión más la mezcla de patriarcado con una estructura colonial persistente, que marcan hasta hoy en día la sociedad y las relaciones de poder entre hombres y mujeres. 

Para las mujeres jóvenes el trabajo doméstico es muchas veces su primera experiencia afuera de su familia de origen. Un hecho, que les desfavorece, porque desconocen sus derechos laborales y tampoco saben a quien dirigirse para descubrirlos.
Gabriela recapitula: “Antes me pasaba que estábamos como un nudo, ni para allá ni para acá, Antes yo escuchaba compañeras quejándose en los buses, por ejemplo, yo decía pero y de qué se queja si tiene trabajo?” Se ríe: “... es lo mismo que le meten a una en la cabeza y yo hasta daba consejos: si usted lo que tiene que hacer es obedecer. Porque a mi me inculcaron eso desde chiquita, la obediencia...”
 
El trabajo doméstico en Honduras está reglamentado en el código de trabajo en los artículos 149 hasta 165. El trabajo de los servicios domésticos abarca según el código las siguientes quehaceres: amas de llaves, nodrizas, cocineras, ayas, chóferes particulares, sirvientes, niñeras, lavanderas y los de otros oficios de esta misma índole. En pocas palabras: todo para que el hogar funcione. La definición exacta de las tareas depende de los/las empleadores/as.
 
Según la ley, las trabajadoras domésticas tienen vacaciones y les permite atender a escuelas nocturnas. En cuanto a feriados y tiempo libre, para las trabajadoras domésticas no se aplica las mismas reglas como para los/as demás empleados/as. Lo que les concede son 10 horas de descanso diario y un día libre por semana, eso significa 14 horas de trabajo ó por lo menos estar disponibles para las necesidades de la familia empleadora. Cuando el/la empleador/a muera, el contrato continúa con los familiares sin consultar a la trabajadora doméstica. Una razón de despedir a una trabajadora doméstica es por ejemplo el hecho de llegar a la casa con una enfermedad contagiosa.
 
El pago no se orienta por el salario mínimo, sino depende de la opinión del/la empleador/a. En promedio las trabajadoras domésticas reciben entre 1000 y 1600 Lempiras por mes. De éste salario normalmente se descuenta el 30 % por la alimentación. Esto no refleja condiciones laborales decentes si no condiciones de esclavitud.
 
 
En 2013 el convenio 189 sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) entró a vigencia. Hasta el momento el convenio fue ratificado por 23 estados. Honduras no lo ha ratificado.
Para mejorar la situación de las trabajadoras domésticas, la organización Centro de Estudios de la Mujer (CEM-H) empezó a apoyar a la Red de Trabajadoras Domésticas. Durante 2 años, 30 mujeres fueron capacitados en el tema de derechos laborales para el trabajo doméstico. Actualmente estas mujeres ya pueden brindar asesoría a sus compañeras.
 
Ahora que ya conocí este espacio cuando me hacen algo ya siento como que me puyan... Ahora reconozco cuando me están violando un derecho... y ahora les digo, miren yo estoy en una Red que apoya Cemh, Bru LePont, la invito, no nos quedemos así, porque ahora que tenemos la información ya no podemos dar ese tipo de consejos, ya no hay que decirles que siga aguantando, porque la gente no necesita solo que la escuchen sino que necesita ser asesorada, a veces hay problemas muy graves en este trabajo como el acoso sexual, han habido violaciones aunque la gente no las denuncie”, relata Gabriela. “Mi sueño ahorita es la apuesta del fortalecimiento de la Red, en eso estamos trabajando, estamos haciendo todo lo posible porque creo que con una Red bien establecida, con foros, con mucha información creo que puede cambiarnos mucho la vida. ..A mi ya me cambió la vida.... definitivamente si”.
 
La Red trabaja en Tegucigalpa y San Pedro Sula. Cada año organizan un encuentro. El segundo encuentro de la red se dio lugar en noviembre de 2016 en Tegucigalpa con la lema: „empleo digno, salario justo“.
La demandas principales son la ratificación del convenio 189 de la OIT y la aprobación de una ley, que garantice el pago del salario mínimo a las trabajadoras domésticas. Ambas demandas forman parte de la campaña „Somos trabajadoras“.